Como cada 25 de noviembre, entramos en el mes de las cifras de mujeres asesinadas, que parece que ya ni impactan, para luego pasar al olvido el resto del año. Ha habido 972 mujeres asesinadas en el Estado Español desde que se tienen registros en 2004, 52 sólo en 2018. 4.108 denuncias en Canarias en lo que llevamos de año, 11.497 llamadas al servicio de atención a la mujer víctima de violencia del 112, es decir una media de 38 llamadas diaria, 2 mujeres muertas en lo que llevamos de año…y todo esto sin contar el resto de violencias de género que permanecen sin visibilizar como son el tráfico de personas, el acoso sexual, el matrimonio forzado, la mutilación genital o el aborto y esterilización forzosa. Un 63,5% de las mujeres españolas admiten haber sufrido situaciones de acoso físico o psicológico, de ellas un 26% declararon haber sido en algún momento víctimas de agresiones físicas o sexuales de las que solo el 8% denuncia.Sin embargo en los últimos años, al tiempo que el movimiento feminista ha ido creciendo y se ha ido haciendo fuerte y presente en todos los ámbitos de la sociedad, parece que se ha ido cayendo el velo que quiere hacer pasar los asesinatos de las mujeres a manos de sus parejas o ex parejas por un problema de la intimidad familiar, en vez de reconocer que estamos ante “terrorismo machista”. Hasta la aprobación de la Ley Integral contra la Violencia de Género del año 2004 eran considerados “crímenes pasionales” y pasaban absolutamente desapercibidos.

  • Mujeres españolas admiten haber sufrido situaciones de acoso físico o psicológico 63,5%
  • De ellas, declararon haber sido en algún momento víctimas de agresiones físicas o sexuales 26%
  • De ellas, resultaron en denuncia 8%
Hasta hoy han muerto más mujeres por terrorismo machista (972 mujeres) que por las bombas de ETA (829 víctimas). El PSOE ha sido el partido que más ha combatido el visibilizar estos asesinatos como lo que son: “terrorismo”, porque nos matan solo por ser mujeres. Con José Luis Rodríguez Zapatero asistimos a la primera Ley de Igualdad en el año 2007 y a la anteriormente mencionada de Violencia del 2004, que supuso un salto cualitativo, ya que pasó a considerar la violencia de género como un problema público que debía ser tratado y prevenido desde las administraciones públicas. Y si seguimos en el tiempo ya con el PP gobernando, renunciamos a muchas de las cuestiones que creíamos que eran vitales para el Pacto de Estado porque lo importante era que se aprobara y que fuera por consenso. Y en esa línea continuamos.
Hay gente que se jacta, como el Consejero de Igualdad en Canarias, de la bajada de cifras de denuncias por violencia de género: de 4.307 en 2017 a 4.108 en 2018, entendiendo que es una buena noticia. Ni CC, ni el PP serían capaces de ver la realidad del machismo ni aun tropezándose de bruces con el cantante Maluma. Lo cierto es que esa bajada estadística se produce después de la sentencia de “La Manada”, una sentencia que deja a las mujeres solas e indefensas ante una sociedad patriarcal, que vive el sexo en su mayoría, desde el altar del porno. Las mujeres se plantean, ¿para que denunciar si al final, el policía, mi vecino, mi familia, el juez me van a volver a victimizar una vez denuncie?. Ahí entra también la política y el PSOE, un partido feminista por convicción y por la necesidad lógica que tiene el ser de izquierdas, está trabajando en múltiples medidas: la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial para que los Jueces tengan mayor formación y, por tanto tengan en cuenta el sesgo de género en los casos que traten, y para que tengan un conocimiento real de hasta donde ésta violencia normalizada viene condicionada por las circunstancias de una sociedad patriarcal. En la aprobación de una Ley de Igualdad Salarial, sobre la que el Gobierno ha estado trabajando corrigiendo otro efecto colateral del sistema patriarcal.
  • % de Jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y 29 años que “creen que la Violencia de género es una conducta normal en el seno de una pareja”. 27,47%

El PSOE nada más llegar al Gobierno, además, destinó las partidas necesarias para cumplir con el pacto de Estado, para que las CCAA y los Ayuntamientos pudieran ampliar los recursos para luchar contra esta lacra; tenemos encima de la mesa la “necesaria” modificación del Código Penal sobre el consentimiento donde la carga de la prueba no recaería en comportamientos sociales tipificados (es que estaba borracha, es que llevaba escote y coqueteaba…) sino en la expresión rotunda y clara del “sí” a la hora de mantener una relación sexual, eliminando de esa forma el margen del juez a la hora de interpretar los gestos y actitudes de la víctima (recordemos que es el único delito donde, en muchos casos, de forma implícita se juzga a la víctima y no al agresor, victimizando de esa forma dos veces). También seguimos avanzando en la Violencia de Género, donde el Gobierno quiere mejorar las unidades que se encargan de evaluar el riesgo potencial de la víctima y sus hijos. Y por fin empezamos a atacar la raíz y los efectos colaterales.

La raíz: la educación. Si queremos generar una sociedad de iguales tenemos que educar en igualdad; hay datos que certifican que los niños y niñas no tienen hasta los tres años patrones de comportamiento diferenciado por género: el 27,47% de los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y 29 años “creen que la Violencia de género es una conducta normal en el seno de una pareja”.

Y en eso está el PSOE intentando poner en marcha una Ley de Educación que coeduque, que no cosifique, que no nos ponga límites. Entre los 11 y los 14 años es cuando más conscientes somos (chicos y chicas) del papel que la sociedad patriarcal nos ha impuesto y, es en ese margen donde la LOMCE obliga a elegir entre ciencias y letras. El resultado salta a la vista, hay un grave problema de falta de alumnas entre las carreras ciencias, las cifras hablan por sí solas: el 39% de los investigadores de la ULPGC son mujeres, esto es 663 frente a 1.017 varones, en 25 de las 138 áreas de investigación no hay mujeres y la mayoría son de ciencias, pongan esos datos, además en el contexto del 56% del alumnado de la ULPGC son mujeres. En la nueva ley esa opción llega con 16 años.

  • Investigadoras en la ULPGC · Mujeres 39%
  • Investigadoras en la ULPGC · Hombres 61%

Los efectos colaterales: micromachismos. Sobre ellos solo podemos trabajar entre todos y todas, esas pequeñas sutilezas, abusos de pequeña intensidad que nos recuerdan a diario que no somos iguales y de las que hay miles de ejemplos. El camarero que le pone la cuenta al hombre porque da por hecho que paga él, o el que entre una cerveza y un refresco, le pone la cerveza al hombre y a ti el refresco, porque nosotras no tomamos alcohol. El que a la hora de cruzar una puerta te dejen pasar primero. El que cuando se trata un tema importante no se tenga en cuenta tu opinión porque tú no entiendes, el que cuando se presenta a alguien a ellos se les trate de Don y a nosotras por nuestro nombre de pila, y un largo etcétera.

Queda mucho por hacer, hemos avanzado, pero no es suficiente. Para el PSOE nunca será suficiente mientras haya una sola muerte por terrorismo machista. Esperamos contar con todas y todos Uds. el próximo domingo, 25 de Noviembre, en la manifestación en Las Palmas de Gran Canaria; y todos los días en la lucha diaria por la igualdad.

María Isabel Santana Marrero

Secretaria de Área de Igualdad, PSOE de Gran Canaria

Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar